lunes, 19 de diciembre de 2011

No estamos solos, pero lo parece.

Aceptar la idea de que estamos solos es algo a lo que siempre no estamos negando, a pesar de siempre repetir que si lo estamos.
La verdad es que nadie está completamente sólo, solamente no está lo suficientemente acompañado, y eso algo bastante difícil de remediar.
A pesar de ser por naturaleza seres sociables, debes aceptar que somos también individualistas, ya sé que quizás ambos conceptos se contradicen, pero es la verdad.
Se nos enseña desde pequeños a hacer amistades, a buscar apoyo y consuelo en ellos, a pedir ayuda cuando lo necesitamos. Vamos creciendo y haciendo lo que se nos dice, nada más bello que la amistad, nos dicen o que los amigos están en las buenas y en las malas, pero no todos nos tomamos tan enserio esas enseñanzas.
Me dijeron que debía dejar de pensar que molestaba a los demás, a mis “amigos” con mis problemas, que no era una actitud sana, que debía pedir ayuda o lo que necesitara.
Y aquí estoy, sintiéndome mal, pidiendo ayuda, y sin ninguna respuesta. La no agradable sensación de estar parada bajo la lluvia sin ningún tipo de abrigo me envuelve. La única persona con la que puedo contar está a cientos de kilómetros de distancia, mi madre, y llamarla a esta hora, después de horas de extenuante trabajo para contarle que su hija no está bien, no me parece una muy buena idea.
Ya sé que guardarme las cosas no es bueno, pero que puedo hacer cuando ya conozco la respuesta de mis pseudo amigos, prefiero evitarme ese dolor y quedarme con el que ya tengo.
No estamos solos, todos tenemos alguien, el problema es que cuando necesitamos de ese alguien, ya le hemos cargado demasiados problemas por ser el único alguien que está para nosotros.
Realmente no estamos solo, pero se siente así.

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