Todo el placer y la alegría que me trae escuchar música y bailar como una maniática por mi pieza, mirar el techo y reflexionar, me lo quitas en unos segundos con tan solo un par de palabras o la falta de ellas. No sé en qué me momento adquiriste ese poder, o en que minuto yo te lo otorgué, lo que si tengo claro, es que debo encontrar la manera de quitártelo.
No le encuentro ni razón, ni sentido a esta situación. Intento hacerme la ciega, pero no puedo hacerme sorda a los latidos de mi corazón. Será que siempre estaré tan equivocada?
Como sea, haré lo posible para ignorar esto, aunque deba luchar conmigo misma, en este caso, lo más sensato, y lo mejor, será escuchar la vocecita de mi cabeza, y no la atrapada en mi pecho.
0 comentarios:
Publicar un comentario