viernes, 23 de marzo de 2012

Decir te quiero.

“Te quiero” es una palabra bastante usada, algo que supone describir un sentimiento particular de afecto, pero con los años y después de haber regalado estas dos palabras a personas por las que siento cariño, el sentido de estas mismas ha cambiado absolutamente para mí.
Decir te quiero ya no es solo expresar un sentimiento, ahora es algo mucho más importante, mucho más profundo, y mucho más peligroso.
Esa pequeña expresión es ahora una puerta de entrada. Decir te quiero es dejar a alguien entrar en mi vida, permitirle descubrir mis secretos, compartir mis risas y mis llantos, dejar que me conozcan de verdad.
Decir te quiero es un regalo maravilloso, pero es también otorgar el poder de hacer daño, pues estas palabras significan depositar confianza, mostrarse frágil y vulnerable, y por lo tanto más propensa al sufrimiento.
Hay un número limitado de personas a las que digo querer, pero cuando lo digo es enserio, y me expongo totalmente, mi alma y mi mente al desnudo, sin ninguna barrera, sin nada que ocultar.

Si digo te quiero, por favor no me hagas daño.

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